4. Sal del circulo tóxico
- Senia de Martínez
- 3 nov 2020
- 2 Min. de lectura
La sociedad actual ya no le da valor a la familia, al contrario, le da valor a la “libertad” y a las relaciones momentáneas.
En el mundo puedes estar con cualquiera que te guste, pero nosotros (cristianos, nacidos de nuevo) entendemos el amor de Dios, y el valor que Él nos ha dado: “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5). Eres una hija de Dios y eres valiosa, así que ya no puedes estar con cualquier persona.
Ten un propósito

Para el mundo el noviazgo es un simple acontecimiento sin valor, pero el noviazgo en Cristo tiene un propósito. Cuando no se tiene el propósito de Dios y solo buscas a alguien para ir al cine, salir a cenar o pasar el rato, entonces no necesitas un noviazgo.
Rechazar la ayuda solo te lleva a la ruina
“La gente poco amistosa solo se preocupa de sí misma; se opone al sentido común” (Pv. 18:1).
Hay personas que rechazan la ayuda de los demás; no quieren que se metan en su relación y quieren hacer lo que más les plazca. Las personas se equivocan porque se desvían tras su deseo. Si quieres escoger correctamente a tu pareja entonces escucha el consejo de tus padres, tus líderes y los amigos que te aman.
Que tu deseo sea agradar a Dios. Ve tras lo que es correcto y lo que te va a traer paz. Me ha tocado ver parejas que, cuando se hacen novios, dejan de venir a la iglesia y se encierran tanto que todo gira alrededor de ellos. Cuando hay nuevos noviazgos siempre les digo que no se enfrasquen en ellos mismos. Una pareja correcta es la que suma, no la que aleja a los demás. Los que se aferran a una relación en contra de todos, sufren.
Si no, seguirás buscando amor y satisfacción en otra persona, y se llevaron una desilusión.
Asegúrate que se conozcan de verdad.
Todos podemos ser grandes actores—especialmente cuando tratamos de impresionar a alguien. Por extraño que parezca, es posible que tengas un novio por varios años, te cases y después descubras que realmente no conocías a la persona con la que te casaste.
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